Una de las cosas más grandes que persona alguna pueda hacer para estar satisfecho en forma integral, es conocer a Cristo como su Salvador personal, y luego servirle y descubrir lo extraordinario que es aprender a ver como Cristo puede vivir todavía en la tierra a través de una vida dedicada a Él.
Es necesario e imperante que los predicadores de Dios conserven su mirada en el fiel Creador, y contunúen en la tarea seria de Predicar la Palabra que Dios ha dejado, sin quitarle el sentido que como doctrina práctica posee, si disminuir con la distorsión, el poder transformador que ella misma representa por salir de los labios de Dios.
Somos llamados a ser predicadores honestos, conservadores del pensamiento de Dios para el hombre por tener la mente de Cristo, no contribuir al desajuste doctrinal de las iglesias de Cristo, No construir el camino de la incertidumbre espiritual del conocimiento que lleva a la apostasía; sino ser los constructores de una via de escape a través de la predicación para que el mundo sea librado de la condenación.
La vía más efectiva está en la predicación del Camino Recto del Señor.
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